Y, sin embargo, en medio de su encanto etéreo, hay una conexión que la arraiga en el aquí y ahora, un recordatorio de que incluso los seres más encantadores siguen siendo humanos en el fondo. Es una obra de arte viva, un testimonio de la belleza que existe en cada rincón del universo, esperando ser descubierta y apreciada por aquellos que tienen la suerte de contemplar su resplandor.