El notable viaje de Jaz Smith: triunfo en medio de la adversidad
La madre de Grimsby, Jaz Smith, compartió recientemente su desgarradora pero inspiradora historia en el Día Mundial del Prematuro, arrojando luz sobre los desafíos que enfrentó cuando su hija, Ayla-Grace, nació prematuramente con solo 1 libra y 15 onzas. El relato de Jaz revela la increíble resiliencia de la madre y el niño, mientras sorteaban las incertidumbres y los obstáculos que conlleva el nacimiento prematuro.
Ayla-Grace desafió las probabilidades cuando nació 14 semanas antes de lo esperado, el 29 de abril, a pesar de tener una fecha prevista para el parto el 3 de agosto. El nacimiento prematuro fue necesario por una condición médica grave: el hígado de Jaz comenzó a fallar debido al desprendimiento de la placenta. de la pared uterina, lo que provoca una peligrosa falta de flujo sanguíneo hacia Ayla-Grace. La situación se complicó aún más cuando el cordón umbilical se enrolló cuatro veces alrededor del cuello del bebé, lo que requirió atención médica inmediata.
En los primeros meses de su frágil vida, Ayla-Grace también se sometió a una cirugía cardíaca. Hoy en día, todavía depende del suministro de oxígeno, pero su resiliente madre la describe como “absolutamente próspera”.
El viaje de Jaz comenzó con hinchazón y una visita al Hospital Diana, Princesa de Gales. Inicialmente, los médicos creyeron que era demasiado pronto para tener preeclampsia, ya que Jaz solo tenía 24 semanas de embarazo. Sin embargo, una semana después, fue ingresada en el hospital cuando tenía 25 semanas, lo que la separó de su hijo de tres años, lo que aumentó la tensión emocional.
Poco después, Jaz recibió el devastador diagnóstico de preeclampsia y el sombrío pronóstico de que experimentaría una eclampsia completa en una semana. Suplicó a los médicos que le permitieran acudir a controles diarios, pero su estado empeoró rápidamente. Jaz describió su miedo durante este período y dijo: “Nunca pensé que esto me pasaría a mí. Pero cuando sucede, es la cosa más aterradora del mundo”.
La situación dio un giro terrible cuando los médicos descubrieron que Jaz tenía desprendimiento de placenta, una condición en la que la placenta se separa de la pared uterina antes del nacimiento. También se descubrió que Ayla-Grace tenía un flujo sanguíneo insuficiente, lo que ponía en riesgo su vida. Los médicos advirtieron que sin una intervención inmediata, ni la madre ni el niño sobrevivirían.
De manera desgarradora, Jaz no pudo sostener a Ayla-Grace durante los primeros cuatro días de su vida, y la frágil condición de su hija aumentó la tensión emocional. Ayla-Grace también tenía un agujero en el corazón, que requirió múltiples cirugías para corregirlo, que culminó con una cirugía a corazón abierto en julio.
A pesar de las probabilidades en su contra, Ayla-Grace es ahora una “niña feliz”. Mientras continúa luchando contra la enfermedad pulmonar crónica y depende del oxígeno, a su madre le han dicho que es posible que con el tiempo ya no necesite oxígeno.
La historia de Jaz Smith sirve como testimonio de la fuerza del espíritu humano y la determinación inquebrantable de una madre de superar la adversidad por el bien de su hijo. Es una historia de esperanza, resiliencia y el poder del amor frente a las circunstancias más desafiantes.